A la vista de que este fin de semana no teníamos ningún plan de viaje, esta mañana de domingo hemos decidido ir a pasarla a las paredes del cabo de Ogoño. La semana pasada Ieltxu y Javi escalaron la Kresala y según ellos teníamos que hacerla; es magnífica, sublime, guapísima... pues nada allá que vamos, a ver que nos encontramos en estas líneas de grandes expectativas.
La verdad que llegar al pie de vía ya es toda una aventura. La Kresala empieza casi casi desde el mismísimo mar, en la cara norte del cabo, por lo que hay que acceder a ella realizando una serie de rápeles. Nosotros optamos por rapelar los dos largos de la Lucki Luck al principio de la pared, desde aquí bajar andando hasta la R2 de la Josu Gartzia, justo debajo del diedro desplomado y rapelar esos dos largos en una tirada de 60 hasta la repisa. Primer problema del día: al desmontar el rápel, una de las cuerdas se nos queda empotrada en un pico y por más que tiramos no somo capaces de recuperarla, así que nada, le toca a Urko calzarse los gatos y meterle a ese largo (6a) para desatascar la cuerda. Llega a la reunión y desde ahí le bajo mientras va limpiando el largo.
Proseguimos hacia la izquierda por el senderito marcado hasta el pie de vía de la Mutata; tampoco tenemos muy claro cual es, pero vemos unos spits oxidados así que allá vamos. Escalo el L1 de la Mutata (V+) hasta una reunión con tres spits y un cordino gris, le pillo a Urko y desde aquí nos vamos los dos a buscar los rápeles que dan el acceso a la Kresala.
Desde esta reu tan solo hay que destrepar unos 7-8 metritos hacia la izquierda para enseguida encontrar la primera de las cadenas. Nosotros de nuevo volvemos a bajar 60 metros más (saltándonos un rápel intermedio) hasta que llegamos a un árbol con un par de cordinos y un maillón. Desde aquí hasta el inicio de la vía tan solo nos falta otra tirada más y ya por fin estamos en la gran cueva desde la que empezamos a escalar la Kresala. El sitio es guapísimo, a escasos metros del agua y aún así se encuentra completamente empapada por el fuerte oleaje y las mareas vivas de estos días atrás.
Urko y yo en la cueva desde la que empezamos
La vía no tiene pérdida, se encuentra cosidísima con parabolts y los largos son bastante cortos y evidentes. El primero comienza saliendo hacia el mar y después continua recto por un muro ligeramente desplomado con unos cazos gigantes para agarrar, después de chapar 4 ó 5 parabolts se desvía por una terracita a la izquierda hasta llegar a la reunión (6a).
Yo en el primer largo
El segundo largo comienza en travesía a izquierdas por lo más fácil hasta hacer un pequeño destrepe el cual nos lleva directamente a la R (6a).
Urko justo antes del destrepe
Desde aquí ya se ve la línea por la que discurre el tercer largo. Se trata de un diedro ligeramente desplomado, pero eso sí, con cantos enormes en este caso también. Reunión junto a un árbol una vez terminado el diedro (6a+).
Yo llegando a la R3
Como tenemos una cordada por encima y aún no han terminado el cuarto largo decidimos detenernos un rato a beber agua y de paso a hacer algunas fotitos para el blog... jeje.
Yo mirando las fotos del día
Tengo que cambiar de gatos urgentemente
Urko WhatsAppeando en la R4
Patada ninja en el árbol de la reu
El siguiente largo (6a+) es una especie de placa tumbada que al final se pone un poquito más vertical, no obstante, tanto las presas para los pies y manos son muy buenas y el largo no entraña mayor dificultad. Reunión algo colgada eso sí.
Urko al final del largo
El quinto largo es bastante cortito y sencillo la verdad (V+), se trata más de un trámite para poder escalar el último. Saliendo a la izquierda de la R4 sale por un diedro de unos 15 metros o así.
Para finalizar los 170m de la Kresala nos falta el último largo (6a): un pequeño desplome con cantos no, cantazos y un enorme puente de roca que ya nos gustaría encontrárnoslo en muchas paredes de por ahí nos van dirigiendo poco a poco hasta el final de la vía.
Urko terminando la Kresala
Añadir que teníamos una cordada por delante y otra por detrás, sumado a esto la semana pasada Javi y Ieltxu también hicieron esta misma vía y en algún blog de los que suelo seguir he visto que la habían escalado recientemente: ¡¡Kresala está de moda!!
En conclusión para el día de hoy: personalmente después de hablar con estos dos tragaldabas y tal y como nos habían pintado la vía me esperaba unos largazos totalmente espectaculares. No quiero decir que la vía sea mala, para nada, pero quizá me había hecho demasiadas ilusiones. Los largos nos han parecido algo cortos para ser sinceros y el último que se supone que era la joya de la corona no nos ha parecido tan tan apoteósico como pensábamos. En cuanto a la dificultad... bueno, los grados que he puesto en las descripciones son los que vienen en el croquis, pero perfectamente se pueden decotar todos ellos sin problema, desde la más humilde opinión.
Sin embargo la actividad de hoy en si sí que ha sido entretenida, no tanto puramente escalar la vía en si misma, si no todo lo que supone llegar hasta ella: rapelar, andar, rapelar otra vez, andar más, escalar, volver a rapelar... tiene ese pequeño punto de aventura que tanto nos gusta, y eso sí; el comienzo de la vía, sencillamente maravilloso, una gran cueva a ras del mar. A veces no hace falta marchar cientos de kilómetros fuera de casa para disfrutar de paisajes como este, nuestra costa y nuestras paredes tienen un encanto especial.
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