Esta vez nos hemos ido al Vignemale. Sabemos que el Arlaud-Souriac está formado entero de hielo y hemos conseguido coincidir Koldo, Fran y yo para acercarnos a escalarlo.

Croquis de la vía

Salimos bastante tarde de Bilbo y llegamos a Pont d'Espagne a las 22h. La idea inicial que teníamos era aproximar por la noche hasta el refugio de Oulettes de Gaube para al día siguiente madrugar, andar por el glaciar hasta el corredor, escalarlo y bajar directamente hasta Pont d'Espagne. Sin embargo, debido a la hora que es, decidimos dormir en la furgo y aproximar directamente desde abajo al día siguiente.

3 de la mañana y suena el despertador. Casi aún con la cena en la garganta, nos calzamos las botas y comenzamos a subir hacia el Vignemale. Después de unas 2h30 llegamos al refu. Ya vemos un par de frontales que están entrando en la vía. Mierda, vamos a tener gente por encima...

Continuamos subiendo y con las primeras luces del día estamos ya metidos en la rimaya que nos da acceso al Arlaud-Souriac. Al loro porque si hay otras cordadas por encima nuestro no paran de caer cosas.

Seguimos hacia la derecha por unas campas de unos 75º de inclinación. Hay mucha huella y progresamos fácil. Continuamos escalando a tope de cuerda y en ensamble una sucesión de cascadas y resaltes de hielo que en ningún momento superan los 85º hasta que llegamos a la goulotte central. En un par de largos y algún que otro ensamble salimos de la goulotte (unos 200m) y nos queda un muro final de hielo y un corredor (150m) a 55-60º para llegar a la cima.

A modo aclaratorio, aquí nosotros nos salimos a la izquierda en vez de continuar por el corredor. Tuvimos que tirar unos tres largos con varios pasajes sobre roca hasta que finalmente volvimos a la canal correcta, que es la de la derecha. La verdad que perdimos algo de tiempo.

A continuación dejo un corto vídeo sobre la ascensión, espero que os guste ;)


La vía es maravillosa, no me extraña que sea una de las clásicas del Pirineo y que la gente se pegue por poder ir a repetirla. La hemos pillado entera de hielo y todos los resaltes estaban tapados. En contrapartida, he de mencionar que ha sido una pena encontrárnosla tan tan tan picada, parecía una escalera... pero bueno, es lo que toca por haber llegado tarde ¡otra vez será!

En cuanto al equipamiento, sí que nos dio la sensación de que se encuentra bastante limpia. Algún tímido clavo de vez en cuando para hacer reuniones y poco más. Nosotros como íbamos en ensamble y tirando a tope de cuerda todo el rato, las pocas reuniones que montamos las hicimos siempre sobre tornillos de hielo.

Para acabar, descendemos del Vignemale hasta el refu y desde ahí vuelta a Pont d'Espagne. Con las paradas en el camino, el tiempo perdido en la vía, "espérate que no va por ahí" y el "sácame el agua porfa", al final nos salieron 18 horas de actividad desde la furgoneta hasta la furgoneta otra vez. Toca enchufarse un redbull y conducir de vuelta hasta Bilbao, al que llegamos a las 2am, reventados pero con una sonrisa en la cara.