En esta ocasión Ekaitz y yo nos hemos ido a escalar a Peña Montañesa. La vía elegida es Lágrimas en la Roca, que surca el prominente y estético Pilar del Sobrarbe. Abierta por Albert Salvadó, Unai Mendia, Diana, Vicens, A. Castellet y Manu Velázquez.

El día ha amanecido bastante frío y el primer largo, aún en la sombra, se nos hace especialmente duro y desagradable. Poco a poco vamos ganado metros y entrando en calor; mientras escalamos al sol se está de lujo, pero en las zonas sombrías la roca está congelada.

Ekaitz y yo en la pared

La vía está claramente diferenciada en dos mitades: los primeros cuatro largos hasta la vira intermedia, son tiradas de autoprotección, sin ningún expansivo en todo el recorrido y con algún tímido pitón de vez en cuando. Discurre siguiendo las debilidades de la pared, en busca de diedros mayormente. A destacar ese tercer largo: una fisura desplomada y con un ambiente ordesero brutal (al loro la R3, conviene reforzarla porque uno de los clavos está roto).

Empezamos

Ekaitz comenzando el segundo largo

Empezando el tercer largo

Saliendo del desplome en el L3

Llegando a la reunión

La segunda parte de la vía se encuentra equipada con chapas/pitones casi en su totalidad, aunque de vez en cuando sí que nos va a pedir meter alguna que otra pieza entre medias. La roca cambia radicalmente y pasamos a escalar en placa, sobre muros compactos repletos de formas, pinchos y gotas de agua. Soberbio.

Ekaitz terminando el largo 5

Séptimo largo, vaya rocaza

Yo terminando el L7

En el octavo largo. Sensacional

Yo entrando a la R8

Para terminar, nos equivocamos y tuvimos que salir en ensamble por la vía de la izquierda (Futuro Incierto), un Ae bastante guarrete que nos hizo vibrar más de la cuenta... llegamos muertos de frío a Faja Toro y desde ahí nos fuimos a buscar los rápeles de la canal donde se encuentra la Clásica de Verano. No tenemos ni idea de por donde se baja y apenas quedan unos minutos de luz. Entre sube/baja, "por aquí no", "por aquí tampoco", "no encuentro los rápeles", "joder qué puto viento" y demás penurias, al final conseguimos llegar al suelo acompañados en todo momento por la luz de los frontales. Recogemos el material y nos volvemos a la furgo. Hemos quedado para cenar con Iker que ha venido de visita y creo que ya llegamos algo tarde.

Al día siguiente nos fuimos los tres a dar un paseo para sacar algunas fotos de la zona y terminamos escalando en el sector de deportiva de Foradada del Toscar.

En resumen, Lágrimas en la Roca nos ha gustado a ambos: bonita y exigente. A excepción de los primeros y los últimos largos, que como ya digo estuvimos helados de frío, todo el resto de la vía es super disfrutona. Además ya se sabe, el cerebro tiene la capacidad de obviar los malos momentos y quedarse solo con recuerdos positivos, así que habrá que repetir pronto otra vez. Un placer como siempre ;)

Dejo aquí el croquis de los aperturistas:

Croquis de Lágrimas en la Roca