Esta vez me he juntado con Eleder para ir a Peña Santa. La última vez que visité esta montaña fue en invierno y tuve la suerte de poder repetir un par de vías en su cara norte. No obstante, hacia tiempo que no me acercaba a la cara sur para ascender por sus preciosas líneas de roca.

Panorámica de esta gran mole calcárea

La vía elegida esta vez es una de sus grandes clásicas: Manantial de la Noche. Aunque bastante amable y sencilla en grado, surca unos muros de roca extraordinaria y maravillosos canalizos en los que podremos disfrutar de una caliza de ensueño.

El Koronel posando

Peña Santa nunca defrauda

Reuniones a montar

La verdad que la vía es muy rápida; en algo menos de 7h conseguimos completar los casi 700m de recorrido. Cuenta con pocos seguros fijos, aunque siempre nos aparecerá algún tímido clavo o puente de roca de vez en cuando, sobre todo en las reuniones. En el 6b+ sí que vamos a encontrarnos con algún que otro parabolt protegiendo los pasos más delicados del largo, y tanto en la R de arriba como en la de abajo.

Saliendo de la sección más difícil de todo el recorrido

Último largo del día

Se acabó.
Desde aquí hasta la cima solo faltan unas sencillas trepadas de III grado que hicimos en ensamble

Foto de cima a 2596m de altura

Dejo por aquí los croquis obtenidos directamente del blog de Fernando Zamora, la verdad que están super bien y son los que nosotros utilizamos. Muchas gracias por el esfuerzo y el trabajo, como siempre ;)

El material que empleamos fue:
- Un juego de Totem
- Camalot 3 de BD
- 12 cintas + alguna extensible
- Un juego de fisureros

 
 

A modo de reflexión: me encanta el Urriellu y me encanta escalar cualquiera de sus líneas; por supuesto intento disfrutar cada año de sus paredes. Sin embargo creo que el circo que se ha montado entorno al Picu le quita ese encanto que se puede saborear en cualquier otra montaña de los Picos de Europa.

Por suerte o por desgracia, en Peña Santa no existe un refugio como tal. Una simple y pequeña cabaña nos servirá de cobijo en Vega Huerta. Esto, unido a la escasez de agua hace que este lugar se mantenga aún "auténtico" y mucho menos transitado, y yo por lo menos espero y deseo que así siga siendo.

Desde aquí me gustaría mandar un fuerte abrazo a mi compañero Eleder, la verdad que contra todo pronóstico, todo salió a pedir de boca y pudimos disfrutar de unos días increíbles en el monte y en buena compañía.

Recuperando fuerzas con Galder